Ganadores de los Butaca 2015
Noche de gala en el Teatre Lliure de Barcelona con la entrega de los Butaca 2015. En esta ocasión, los premios del teatro catalán, escogidos por votación popular, han dado dos triunfos inesperados que se llevaron todas las estatuillas a las que optaban.
Terra Baixa, la versión del clásico de Àngel Guimerà interpretada en solitario por Lluís Homar, se llevó 4 butacas – mejor actor, iluminación, composición musical y espacio sonoro- mientras que, por su lado, el musical El petit príncep, dirigido por Àngel Llàcer y Manu Guix, obtuvo 3 –mejores actor y actriz de musical para sus protagonistas, Elena Gadel y el joven Guillem Martí, y mejor espectáculo para público familiar.
El rei Lear y El curiós incident del gos a mitjanit, las dos obras del Lliure que partían como favoritas con 8 nominaciones cada una, se han tenido que conformar con 4 y 3 estatuillas respectivamente, que quedaron no obstante bastante equilibradas. Mientras que el Shakespeare se llevó la estatua a mejor montaje, mejor caracterización para Eva Fernández y mejor actor secundario para Ramon Madaula, la historia del pequeño Christopher consiguió destacar con la dirección de Julio Manrique, la escenografía de Lluc Castells y la actuación secundaria de Marta Marco. La nota diferencial la pone el butaca a mejor interpretación femenina que se llevó Núria Espert por su papel como monarca.
Entre los que se llevaron un solo galardón, se encuentran tres textos de pequeño formato y uno de los grandes. Tortugues, la obra de la sala Flyhard escrita por Clàudia Cedó, ganó el premio a mejor texto teatral. Flor de nit- El cabaret, de l’Almeria Teatre, se proclamó como mejor musical. Y El llarg dinar de Nadal, de La Ruta 40, hizo lo propio como mejor montaje de pequeño formato. Por su lado, El somni d’una nit d’estiu del TNC se llevó el premio a mejor vestuario, uno de los dos galardones a los que optaba. En cuanto a la danza, el reconocido como mejor montaje fue Islandia.
Las grandes decepciones de la noche fueron para las obras más nominadas. L’art de la comedia, Una giornata particolare y El president, nominadas a 6, 5 y 4 premios respectivamente, no consiguieron ninguna estatuilla.
Finalmente, el premio honorífico Anna Lizarán se lo llevó Gloria Rognoni, directora de la compañía de Teatro Femarec, formada por personas con discapacidades psíquicas o enfermedades mentales.
Momentos peculiares
La gala se caracterizó por una presentación cuyo guion “humorístico” estuvo lleno de críticas por parte de los presentadores. Glòria Cid y Toni Martin cargaron con chistes fáciles contra todo: la política, el teatro alternativo, el TNC, los cursos de la sala Beckett… Quien amenizó con la parte musical fue Toni Vinyal, quien actuó al principio, al medio -con Rubén Yuste– y al final, junto al coro de adolescentes Top Teen.
El dramaturgo Guillem Clúa, que entregó el premio a mejor texto teatral, hizo una pequeña broma al respecto de los guiones: “Yo quería decir algo divertido, pero no he encontrado a nadie que me lo escribiera. La dramaturgia catalana ya sabemos cómo está…”. En la misma línea, la premiada Claudia Ceró, cuyo texto se impuso a los de Jordi Casanovas, Victoria Szpungberg, Ivan Morales y Nao Albet junto a Marcel Borràs, declaró que “no me lo esperaba, porque como me han puesto en la 8a fila…”.
Por otro lado, uno de los que adquirió un especial protagonismo fue el (¿aún?) no nominado musical Molt soroll per no res, mencionado diversas veces por su proeza al haber agotado entradas. «El año que viene a ver si nos dais una butaca, porque ya no nos queda ninguna”, dijo Lloll Bertran. La actriz apareció junto a Enric Cambray con el vestuario de la obra para entregar los galardones de las categorías musicales.
“La butaca” les fue entregada un rato más tarde, cuando Àngel Llàcer entregó los premios a las mejores actuaciones. En ese momento, aparecieron dos mensajeros con un gran paquete, que resultó ser una butaca de tamaño real. “Debe ser de mi madre, por si acaso me quedaba sin butaca”, bromeó el actor.
Pero el caso es que Llàcer sí que salió para recoger un premio. Para disgusto de los actores de Rhum, que bromearon con un grito desde las gradas cuando salieron mencionados como nominados, El petit príncep fue premiado como mejor espectáculo familiar. Llàcer se mostró muy orgulloso del proyecto, con el que dijo que “está hecho con el corazón, y aparte de ganar mucho dinero, hemos emocionado a mucha gente”. A ese comentario hizo referencia el director de La Ruta 40 al recoger el galardón a mejor espectáculo de pequeño formato: “También está hecho con el corazón, pero no hemos ganado tanto dinero”.
Otro de los comentarios divertidos vino de la mano del director del TNC Xavier Albertí, que recogió su 4º premio butaca, esta vez como iluminador en Terra Baixa. “Iluminadores, he venido para quedarme”, bromeó. Y añadió que “el próximo butaca espero que sea como mejor actriz de musical”.
Dedicatorias más emotivas
Como toda recogida de premios, no faltaron los agradecimientos más sociales. Marta Marco, premiada por ponerse en la piel de la maestra de un niño con Asperger, dedicó el premio a todas las familias que sufren con este síndrome “porque aún no se ha determinado qué es ser normal”. Su director Julio Manrique dedicó su premio a todo el equipo, dando especial atención al actor protagonista Pòl López –que no logró premio pese a estar nominado- y a la traductora, actriz y su pareja en la vida real Cristina Genebat, de quien afirmó “que ha estado y seguirá estando en el pulmón y en el corazón” de su vida.
Por su lado, Lluís Pasqual, que recogió el galardón a mejor montaje por El rei Lear, dedicó el premio a los compañeros amigos y profesionales que sufren “esta puta crisis” y que «luchan para que no se les conviertan en veneno las ganas de actuar».