No es casualidad que los encargados de poner en escena el monólogo La ira de Narciso fueran el actor Gerardo Otero y la directora Corina Fiorillo, quienes ya montaron Tebas Land en su versión argentina. Y es que ambos textos, obras del franco-uruguayo Sergio Blanco, tienen mucho que ver. En ambas obras, el autor construye a su propio alter ego para que nos conduzca por un extravagante y algo macabro recorrido creativo.

La ira de Narciso
En La ira de Narciso, que se puede ver estos días en La Badabadoc de Barcelona, el actor-personaje protagonista nos cuenta como Blanco le llamó para proponerle un papel y, a partir de ahí, interpreta al propio autor para relatarnos en primera persona los hechos que inspiraron su historia. Así, a caballo entre la narración, la conferencia y la interpretación, asistimos a un thirllesco y metateatral viaje lleno de humor negro y con algún que otro giro inesperado.
Tebas Land, que también ha estado en cartel recientemente en el TNC de Barcelona bajo la dirección de la madrileña Natalia Menéndez, va un paso más allá. En esta obra conocemos a S., de nuevo alter ego de Blanco, si bien ahora lo hacemos desde un punto más trágico y trascendental. En este caso, S. nos cuenta su proyecto creativo alrededor de un parricida y su voluntad de preparar un espectáculo en el que sea el propio preso el que se suba al escenario a contar su historia. El debate está servido. Por un lado, las reflexiones al entorno del asesinato de un padre, con inclusión de los grandes mitos parricidas de la literatura como Edipo o Los hermanos Karamazov. Por el otro, los límites morales de la creación a la hora de entrar en una vida ajena. Si La ira de Narciso es un cuento simpático sin más pretensiones que la de entretener, aquí estamos ante una bomba de pensamiento en la que cada réplica aporta un nuevo factor a tener en cuenta. Y lo mejor es que los entendemos todos, pues vienen rellenos de humanidad. Los actores Pablo Espinosa y Pablo Gómez Pando dan vida a tres personajes igualmente imperfectos y los trasladan a lo tangible de manera ágil y dinámica. Las dos horas, edulcoradas con pinceladas de humor y rotura de la cuarta pared, pasan como un intenso suspiro y generan ganas de, a la salida, analizar y debatir.

Tebas Land
A nivel de puesta en escena, es evidente que los dos montajes son muy distintos. En el argentino, Fiorillo y Otero combinan el uso de la proximidad de la sala, con la que interpelan y se ganan al público, con el juego de música y proyecciones,manipulado muchas veces por el propio actor, que da profundidad al espacio y le incorpora una dimensión más poética. En la propuesta española la escenografía es fiel a los requisitos del texto y, pese a ser llamativa gracias a los medios que tiene un teatro como el TNC o el Kamikaze de Madrid, donde se estrenó, le cede el protagonismo al trabajo interpretativo.
En definitiva, ambas propuestas atraen por unos planteamientos originales y un vocabulario fresco, desinhibido y muy actual. Nos hablan desde el yo, el aquí y el ahora, de tú a tú. Ese es el sentido de una arte presente como es el teatro. Y al final, cuando un montaje vale la pena, eso se transmite.
Por cierto, que aun tenemos a Sergio Blanco para rato: Kassandra pasará en breve por el TNC y El bramido de Düsserldorf se podrá ver en Temporada Alta. Una autor al que vale la pena tener en cuenta a la hora de escoger la cartelera.
Tebas Land de Sergio Banco
Dirigido por Natalia Menéndez
Interpretado por Pablo Espinosa i Pablo Gómez Pando
TNC, del 10 al 14 de octubre
La ira de Narciso de Sergio Blanco
Dirigido por Corina Fiorillo
Interpretado por Gerardo Otero
Hasta el 21 de octubre en La Badabadoc
Foto de Sergio Blanco: Gustavo Castagnello