El mejor teatro catalán o hecho en Cataluña fue condecorado el martes pasado en una gala ágil, divertida, con música, sorpresas y muy buen saber hacer por parte de los organizadores. Estamos hablando de los Butaca, unos premios populares (los escoge mediante votación todo la población que participe: espectadores, profesionales, amigos,…), los primeros que, des de 1995, premian sin ataduras profesionales e intereses empresariales lo mejor del teatro hecho en Cataluña durante el año. Así un año más el gremio ha celebrado su fiesta con la cabeza bien alta, sabidos de que ha sido un buen año a pesar de la que está cayendo.
De lo premios se descubre una muy buena noticia. El teatro catalán, creado y producido en Cataluña vive una muy buena época en todos los estamentos de las artes escénicas. Así, este año no se puede hablar de una única vencedora si no de unas cuantas. Se podría hablar de Agost (en dos meses se reestrena en el Nacional de Barcelona y en poco se estrena en Madrid) o de Coses que dèiem avuí (también de gira por España) o del musical juvenil-infantil Gerónimo Stilton o del musical más adulto Nit de Sant Joan. O del texto de Una historia catalana de Jordi Casanovas. No hay una única vencedora, sino muchas, descubriendo así el amplio abanico de oferta teatral de calidad de aquí.
Rozando las nueve, hizo aparición Ivan Labanda (gran voz de musicales) junto con los presentadores Toni Martín y Gloria Cid para empezar el festín con una canción made in Broadway. Encima de una de las plateas estaba el director Xavier Torres y bajo su batuta la orquestrArt, que pusieron música en directo a toda la fiesta. Todo empezó con una adaptación del Comedy tonight del popular musical Golfus de Roma, satirizaban sobre los premios y los actores marcando las líneas del discurso que estuvo presente en toda la gala: mala leche, cierto humor negro, con bromas punzantes contra la política y sobretodo contra si mismos. Un comienzo prometedor.
Empezar con un buen musical no es casual, sino causal. Los musicales de creación catalana están mejor que nunca gracias a mucha gente que asume con pasión y creatividad este género. Y algunos de ellos fueron premiados. Es el caso de Àngel Llàcer que al frente del musical Gerónimo Stilton, fenómeno literario infantil que consiguió tres galardones, entre ellos el de mejor musical, o también el de Dagoll Dagom que con Nit de Sant Joan se llevaron también tres premios, entre ellos los de mejor actor y actriz de musicales. Pero la música no acabó aquí. Entre premios y premios se colaron cinco de los actores del musical de La Vampiro del Raval, un musical que se estrenará en breve y que ofreció una pequeña degustación del espectáculo. Prometedor.
La música anima al personal y relaja las tensiones internas de los nominados. Pero a medida que avanza la gala los premios se van dando y las emociones florecen. Y para momento emocionante el del Butaca de honor que este año cayó al fotógrafo Ros Ribas, de trayectoria brillante que recogió su premio en medio de un largo aplauso que le dejó conmovido. Y después llegaron los grandes premios.
En una entrega de premios siempre hay los cantados y los dudosos, y luego hay las revelaciones. Y los butaca del 2011 han seguido estos cánones. Como esperados destacan los de mejor actriz para Anna Lizarán, por la magnífica caracterización de la matriarca en Agost de Tracy Lets. Precisamente esta obra representada en el Nacional (y que volverá al mismo escenario en primavera) fue galardonada justamente como mejor montaje del año, así como mejor escenografía para Max Glaenzel, el cual no pudo salir a buscar su premio por encontrarse en Madrid construyendo la escenografía de … Agosto de Tracy Lets. En el apartado masculino Pere Arquillué se llevó el butaca a mejor actor por el intenso monólogo de Primer amor de Beckett. pero como bien hay dicho, siempre hay que haber margen para las agradables sorpresas. Una de ellas fue el butaca como mejor actriz de reparto para Victoria Pagès, pero más sonada fue la butaca como actor de reparto para el joven Oriol Guinart por el divertido personaje que interpretó en Coses que dèiem avui de Neil Labutte y dirigido por Julio Manrique. Precisamente Manrique salió para recoger el premio a mejor montaje de pequeño formato, sorprendido y agradecido a toda su compañía, pero lo que no sabía era que volvería a salir para recoger el butaca como mejor director. Y si él estaba exultante, el resto de la compañía, sobretodo su mujer Cristina Genebat lo celebraban como si fuera una buena juerga. A la salida el joven y flamante director artístico del Romea declaraba con normalidad y sin falsas pretensiones que él sólo hacía teatro con sus amigos. la verdad es que el espectáculo en cuestión valía mucho la pena, sobre todo por el gusto en la escenografía: Sorpresa, pero merecido su butaca. Y como último, pero no más importante remarcar el mejor texto para Jordi Casanovas por su imponente y arriesgado texto de Una història catalana.
Por otro lado siempre quedan los perdedores y en este caso hubo algunos, pero sobretodo una compañía de gran categoría que nos ha regalado grandes montajes de teatro clásico, La perla 29 con Oriol Broggi al cargo. Concursaban por La presa, pero se fueron de vacío. Ya habrá otras oportunidades.
Así pues, un año más el teatro catalán se regocija de su buena salud, se mira al espejo y dice que guapo soy. Y que podamos verlo tan hermoso por años, y que lo puedan celebrar con tan oficio como lo han sabido hacer. ¡Felicidades a todos!