De dónde nos viene esta manía, este sueño que perseguimos, este deseo de ser algo, de ser alguien, de hacer lo que nos fascina? ¿Qué hace a un ser médico, maestro o banquero? Una imagen, un recuerdo, un instante del pasado. Mariona Castillo hace memoria y recuerda aquel día en que sus padres la llevaron al Liceu. Tenía seis años. Allí Mariona sintió un latido muy fuerte cuando un coro de niños interpretó la entrada de la ópera Carmen. Tuvo un pensamiento inocente, naif, pero cogido con tanta fuerza y tanta convicción que desde entonces nunca abandonó. Yo quiero cantar y disfrazarme. Ahora con 31 años, Mariona es una de las actrices de musicales más trabajadoras y mejor valoradas. Detrás suyo un blando y medio de experiencia, ante sí una vida de proyectos que van surgiendo paso a paso a través de los cuales va forjando una personalidad artística poliédrica y muy definida.
– La pasión por el mundo del teatro musical te ha venido desde muy pequeñita. Fueron tus padres quienes, a pesar de no venir del mundo del espectáculo, te inculcaron.
– En mi familia no hay nadie artista, son médicos, pero son espectadores profesionales. Lo han ido a ver todo y siempre me llevaban con ellos. Socios del Lliure, me llevaban al cine, a la ópera. Me han hecho partícipe del arte en todas sus disciplinas. Siempre había tenido muy claro que yo me dedicaría a estar en espectáculos, pero no sabía muy bien por qué. Estudié música, danza, maquillaje, hasta que entendí que lo que quería hacer era teatro musical. No sé que debía ver, quizás algo de la Gonyalons, pero fue pues cuando entendí que quería ser actriz de musicales.
– Desde muy pequeña vas haciendo tus pasos, pero con diecinueve años viste que aquí no te podían enseñar demasiado más. Te fuiste, pues, a Liverpool.
– En las escuelas privadas que habían no tenían el nivel que necesitaba para mí. No había un nivel de exigencia, yo iba con una mentalidad de sí o sí quiero dedicarme a esto. Buscaba más caña. Por eso fui al LIPA, un estudios reglados de teatro musical en Liverpool, ya que aquí no los había. Allí cogí una rama de música y artes escénicas. Amplié mucho las miras. Cantante de estudio, de banda, compositora, de autogestión. Tienen una mentalidad que aquí no la tienen todavía. Dentro de tus posibilidades, el LIPA te hacían desarrollar lo que tú eres, no te encasillaban en un perfil de actor musical que debe saber bailar un poquito y que debe tener estas herramientas como actor. Tú mismo te hacías tu carrera.
– De aquí hiciste el salto al gran musical con «Mamma Mia», con un golpe de suerte. Una buena experiencia donde trabajaste con Nina. Ahora vuelves a repetir con ella a «Mares i filles», en el Círcol Maldà desde el 13 de noviembre.
– Con Nina me entiendo mucho, ya hacía tiempo que hablábamos de volver a hacer algo juntas, pero ella estaba metida con sus proyectos y yo con los míos. Entonces el director y dramaturgo David Pintó y Clara Peya, compositora se pusieron a escribir una obra sobre madres e hijas. Rápidamente pensaron en mí y en Nina por la cosa romántica de que nos reencontraramos diez años después. Eran deseos paralelos, ellos pensaban en que sería una buena combinación y por otro lado a nosotros nos quedaba pendiente un nuevo proyecto conjunto.
– Diez años después de «Mamma Mia», como está siendo el reencuentro?
– Yo antes era una niña, muy niña y ella era un mito. Y ahora es un reencuentro con una mujer nueva, las dos hemos aprendido mucho y es como si la descubriera por primera vez. Noto que las dos hemos crecido en paralelo y que estamos en puntos diferentes. Ella ha crecido en el detalle y en la sutilidad. Claro que el contexto de «Mamma Mia» pedía que todo fuera hacia fuera y ahora, «Mares i filles» es más íntimo.
– De Nina has cogido también su vertiente más pedagógica pues eres coach vocal. Mujeres clases en ESART, una escuela de artes escénicas que abrió entre otros Arthur Bernstein, tutor tu a LIPA. Eso dice mucho de ti.
– Estás sembrando todo el rato y acabas recogiendo frutos de lo que sembré hace diez años, pero que tampoco son sembrados deliberadamente. Lo que intento es hacerlo todo bien, lo mejor que puedo, en cada trabajo, para entregarme con el máximo rigor y pasión que tengo. Pero no siembro para conseguir algo, en realidad nunca sé lo que quiero conseguir. No planifico, ni proyecto en mi cabeza hacia donde quiero ir a parar. Me gusta sorprenderme de las cosas que salen de golpe y ver de dónde vienen.
– A pesar de ser una actriz que has destacado en grandes musicales, últimamente te mueves más en proyectos de pequeño formato.
– Ahora estoy en un momento en que estoy haciendo cosas más rompedoras, de investigación artística. Intento encontrar otras maneras, otros personajes que me saquen más de mí, que den nuevos matices. La diferencia entre si haces un musical como «Mamma Mia» o un musical de creación es que en «Mamma Mia» todo tiene que ser igual siempre, formas parte de una estructura de Mamma Mias mundial. Por eso la chica que hace el Mamma Mia en Holanda deberán dirigido vocalmente al igual que en Londres o en Madrid, igual con la coreografía, la interpretación, el vestuario. Es muy apasionante formar parte de esta estructura pero a la vez es muy encorsetador. En cambio en el proceso de musical de creación todo lo que nace lo estás afrontado tú, está escrito en la medida de tus posibilidades. Todo se basa desde el que tú puedes aportar, y desde eso se construye.
– Tu personalidad más creadora pero ya hace tiempo que se manifiesta. Por eso te uniste a Clara Bes, Gemma Martínez, Gisela Creus y Miquel Barcelona para abrir el NunArt.
– NunArt nació hace siete años por una pieza que creó Miquel Barcelona que se llamaba «Nun Tempa» donde juntó colegas suyos de diferentes disciplinas para crear un espectáculo de creación colectivo en la iglesia de San Felipe Neri , en Gràcia. De ahí surgió la idea de unirnos unos cuantos para presentar una propuesta estable artística para usar los diferentes espacios de la misma iglesia que estaban en desuso. En 2007 nos dimos instalar y al cabo de cinco años encontramos la sede del Guinardó desde donde llevamos un año y medio. Así tenemos dos centros de NunArt de creación artística, donde se realizan talleres, espectáculos, donde hay compañías residentes, …. Un vivero.
– Cabe destacar además que has publicado dos discos «Papallona a la teva mà » y «Nus». Pero tú eminentemente te consideras una actriz de musicales. Ahora estarás ocupada con el «Mares i filles», pero el próximo año también tienes proyectos cerrados.
– Habrá «Limbo», el nuevo espectáculo de la Era de las Impuxibles. Hablan de género, de la transexualidad. De momento estamos en un proceso previo, de documentación, de concienciación del tema que tratamos. No podemos hacer de turistas, que ya lo haremos lo suficiente para que nunca te puedes meter dentro de verdad. Hay todo un trabajo mental y emocional y otro documental. Y también hay un trabajo físico, voy al gimnasio para transformar mi cuerpo. La historia sucede al final del proceso de cambio de género. El equipo creativo está formado por dos chicos transexuales que escribirán los textos con los que el dramaturgo Marc Rosich se basará para rehacer el texto y darle estructura. Y más adelante ya se verá. Por ahora, estoy en un momento muy exigente, doy clases y me piden mucha responsabilidad, estoy con el NunArt, y ya tengo bastante. Como actriz y cantante estoy en el lugar donde quiero estar y el futuro irá formato a medida que avance. Me gusta construir desde el que tengo ahora mismo y lo que me va viniendo.
– Esperemos que lo que venga sea tan bueno como lo que de momento has logrado.