Muchas veces un servidor cuando se sienta en su butaca ya viene con unas ideas preconcebidas sobre lo que verá. Bueno, eso creo que le pasa a todo el mundo, ¿no? Con La treva (Time stand still) de Donald Margulies sucedió que me esperaba otra historia, y al ver que lo que me estaban contando iba por otros derroteros me costó entrar en la historia. Creo sinceramente que esta historia, aun tratando de un tema tan penetrante como los horrores de la guerra y su impacto en la sociedad más acomodada, es muy light, poco arriesgada y con una estructura dramatúrgica de manual que no sorprende a nadie. Aun así, la ejecución de los actores de La Brutal es espléndida, sin objeciones.
Todo empieza con la llegada de Sarah (Clara Segura) y James (David Selvas), fotógrafa de guerra y reportero de guerra respectivamente, que llegan a casa. Ella está malherida después de sufrir en sus carnes un atentado de bomba y pasar dos semanas en coma. Todo fluye en su relación, pero desde la primera conversación ya se intuye un pequeño resquicio. Al poco aparecerán Richard (Ramón Madaula), el editor de sus trabajos y su nueva “amiga” Mandy (Mima Riera). Esta dulce niña bien, organizadora de eventos, actúa como contrapunto a los dos protagonistas. El típico personaje ingenuo e ignorante que sirve como espejo deformado de los otros. Para James y Sarah este personaje les servirá en un principio para mostrarse con cierta superioridad moral, pero también, a tenor de la evolución de su relación con Richard, sembrará las dudas sobre su relación y sus objetivos en la vida. Pues bien, todo esto uno lo ve desde el primer minuto de intervención de Mandy. Y cabe decir que en el primer encuentro entre Mandy y sus comensales está cargado de gags, burlas y contrapuntos que arrancan más de dos y tres risas al público, hecho que a uno le desconcertó mucho. Y es que le cuesta mucho al texto a ponerse en la tesitura dramática que se le debía suponer.
Pero todo son puntos de vista. Y Donald Margulies escogió hablar del horror de la guerra desde una situación más acomodada. Hay muchos momentos en que el autor en boca de sus personajes critica esta afectación falsa de cierta sociedad progresista por la guerra y las injusticias, pero lo hace desde un loft de Nueva York. Nos cuenta historias de la guerra, anécdotas vividas por sus personajes que les sacuden interiormente, pero no nos las muestra. Le interesa más mostrar un drama de personajes. Con el telón de fondo de la guerra, habla del amor, el compromiso y la realización personal, sin aportar mucho más. Además se le ve todo el andamio a la historia, sin sorpresas ni giros. Pero es su punto de vista, y uno no deja de pensar en lo que se hubiese podido sacar al tema si se hubiese abordado desde una perspectiva más vivencial y documentada.
Todo este texto afecta a las interpretaciones. No es que estén mal, ni mucho menos (de hecho, David Selvas está realmente fantástico, claro está que tiene el personaje con más recorrido emocional), pero uno tiene la sensación de que hubiesen podido dar mucho de más… si el texto les hubiese permitido. Hay que criticar eso sí, cierto inmovilismo en la propuesta escénica. Si bien después de unos cuantos espectáculos estrenados ya conocemos las señas identificativas de La Brutal, esta representación adolece de mayor riesgo, romper la linealidad, ofrecer más contrapuntos. En el recuerdo queda la fantástica propuesta del Don Juan que llevaron hace medio año en el Nacional. Esperemos que en próximas propuestas sean más atrevidos con textos con más punta, que pinchen de verdad.
La treva de Donald Margulies.
Dirigida por Julio Manrique.
Interpretada por Clara Segura, David Selvas, Ramón Madaula y Mima Riera.
Drama sobre relaciones con la guerra con telón de fondo.
Hasta el 15 de enero de 2017 en La Villarroel.
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