Tuvimos la oportunidad de ver esta doble sesión de danza en la Sala Teatro Cuarta Pared, dentro de la undécima edición del festival Territorrio Danza, la primera gran cita de la danza en esta temporada 2014. Fueron tres semanas de programación y siete compañías, de las cuales hemos podido asomarnos en esta sesión doble a dos de ellas.
Hooked (still), de la compañía La Sala, nos mostró una pieza inspirada en los intrincados vínculos y dependencias emocionales que se crean en las relaciones afectivas entre personas. Su propuesta era convencional dentro del ámbito de la danza contemporánea, técnicamente adecuada y emotiva por momentos. El recurso de la danza especular, usado en toda la primera parte de su propuesta, es un recurso efectivo de gran belleza, y permitía expresar las tendencias íntimas de todo ser humano de emular a aquél al que se ama y admira. A lo largo de la pieza, y a través de la disolución progresiva de dicho recurso, se expresaba la tendencia contradictoria y compensatoria que transforma dicha admiración progresivamente en rebeldía y conflicto como modo de búsqueda de la propia identidad. El dúo bien avenido se convertía entonces en pareja en conflicto cuya fuerza centrífuga se revelaba frente a la tendencia a la integración, hasta que ambos alcanzaban una suerte de nuevo equilibrio más allá de la emulación de uno por otro. A nivel artístico la propuesta era interesante pero no arriesgada, correcta pero todavía por madurar.
No se puede decir lo mismo de Hurycan, que con la obra Je Te Haime han rizado el rizo y elevado a otra categoría sus trabajos previos. Esta pareja de bailarines han demostrado estar más allá de la técnica, en la soltura y gracia que permite bailar sin atenderla porque se domina. En su particular show, cuasi-clownesco, acrobático y a veces violento, el sentido del humor se despliega para aportar una mirada lúcida e irónica sobre el mismo tema de las relaciones afectivas, esta vez poniendo el acento en las relaciones de poder y el choque de voluntades como hilo conductor. La obra se conduce como un duelo de voluntades que desean imponerse, jugando la música y los recursos expresivos de ambos bailarines un importante papel en resaltar, a la vez, el aspecto absurdo, ridículo y grotesco de semejante esfuerzo. En esta obra la ropa se convierte en un tercer personaje, y en la lucha por alcanzarse e imponerse cada uno de ellos va desnudando progresivamente al otro, explícitamente de sus ropas, implícitamente de sus corazas y defensas personales frente a la intimidad. Al final, se les percibe como dos niños testarudos jugando a asir lo inasible: la totalidad de otro ser, la propia totalidad. Excelente trabajo el de Hurycan que despertó en el público auténticas carcajadas, sonrisas, sorpresa y miedo. Prohibido perdérselo la próxima, tomen nota.
El festival finaliza el 11 de octubre, así que todavía hay una oportunidad de ver el trabajo de otras compañías para los rezagados.