ESTUDIO FORENSE DEL RECUERDO
Vale la pena seguir el recorrido sinuoso del protagonista, por nombre Alfonsito (J. M Peña) para asistir al desenlace final de la pieza: sorprendentemente inesperado. El comienzo agrada y la sonrisa se consigue; alguna que otra risa suena entre el público por los juegos de palabras y las miradas cándidas que llenan las pausas entre el tanatopractor -oficio del protagonista- y su convidado de piedra (José Chaves) en un departamento anatómico que es el lugar de la acción.
En cuanto al texto, el actor parece demandar más a la propia dramaturgia, y, aún estando condimentado su monólogo con versos del bardo inglés y metáforas lorquianas, la técnica all’improviso en la que se basa su director J.C. Sánchez, se resiente en momentos que podrían ser bastante más jugosos; situaciones que, aumentando velocidad y potencia, yendo a toda máquina, lograría un efecto mucho más singular. Peña sería capaz y capataz.
La columna vertebral de la pieza es el odi et amo: el protagonista va llenándose de recuerdos malignos de su infancia y adolescencia provocados y creados por el allí presente “amigo del alma”, mientras trata de extirpar todo veneno que éste le inoculó en su día, desasirse de él física y espiritualmente y vivir en paz. Todo dará un vuelco curioso en un spring escénico que nos llevará a ese final sorprendente al que me refería al principio.
Para terminar, decir que me ha gustado oír nuestro acento del sur en la escena, con sus giros y retruécanos, con esa musicalidad que hace que cada palabra consiga la sonrisa sin esfuerzo alguno y que el texto llegue así al respetable más cómodamente.
MI AMIGO DEL ALMA
Cía Bic-Bic
Reparto: José María Peña y José Chaves
Dirección: Juan Carlos Sánchez
Sala Cero Sevilla, 4 marzo