El teatro político, aquel que habla de aspectos y/o personajes de la política de ahora o de antes, debe ser clarividente, decir las cosas claras, con perspicacia, agudeza e ingenio. Por eso Joan Yago, dramaturgo de la compañía La Calòrica, sabía que al coger los hechos de l’Edito Bulgaro de Silvio Berlusconi, debía armarlos de una buena estructura narrativa donde a través de la comedia salvaje y la sátira sin paliativo, la denuncia se hiciera más fuerte y pudiera llegar más lejos. Tanto como a los despachos de Telecinco, Mediaset, que, supuestamente, amenazan con denunciarlos si siguen haciendo burla de Il Cavaliere . Así lo cuentan los cuatro actores de la obra al principio de la obra en el Maldà. Denunciando la denuncia.
Los hechos transcurren en el 2002 cuando el humorista Danielle Lutazzi puso contra las cuerdas al primer ministro Silvio Berlusconi con una entrevista a un periodista que había escrito un libro donde se explicaba el origen del imperio de Mediaset. Pocos días después Berlusconi ejecutaba al humorista y a otros dos periodistas de la RAI (televisión pública) durante una rueda de prensa en Bulgaria, donde estaba de visita oficial. Les acusaba de uso criminal de un espació de la televisión pública. Más de diez años después Lutazzzi contnúa vetado en la televisión pública.
Con tal material Joan Yago y el director Israel Solà han creado una obra donde se repasa los testimonios, donde se muestra tal como fueron les hechos (las entrevistas de Lutazzi a Marco Travaglio y a Dario Fo, la declaración de Berlusconi,…) y los mezcla con escenas donde nos imaginamos a Berlusconi en su casa o la visión de tres mujeres que representan la voz del pueblo italiano. Yago sabe que la perspicacia, la agudez y el ingenio pasa por saber entender el caso en su globalidad y narrar unos hechos que llegan hasta la actualidad para terminar no denunciando la desfachatez del político, sino la estupidez del pueblo italiano que lo ha votado. Y en el transcurso hablar sobre la confrontación de poderes: el político y el satírico. Y está claro que en aquel país, corren malos tiempos para la sátira.
Al servicio de Joan Yago e Israel Solá se cuadran cuatro actores fantásticos, Xavi Francés, quien da el do de pecho haciendo de Berlusconi, Marc Rius, titubeante pero firme Travaglio i Arnau Puig, encarnación de un Lutazzi, quien pone autoridad, ironía y seriedad al showman defenestrado. Estos tres actores también se visten con collares y pendientes para interpretar a las tres damas cotillas que critican al humorista Lutazzi y se hacen suyas las tesis de Berlusconi y su séquito de periodistas mientras se divierten explicando chistes antiguos, de dudoso gusto (aunque lo del buen gusto también da para otras disertaciones en la obra), pero que, bien hay que decirlo, más de uno se ha reído con ellos. Sin duda estas tres locas, y su composición caricaturesca nos recuerda a La Trinca o a las Teresinas (programa de TV3 ejecutado por La Cubana), escuelas para la sátira, la parodia y la caricatura del costumbrismo catalán. Completando el cuarteto está Aitor Galisteo-Rocher, que encarna al provocador Dario Fo (quien deja ir una sentencia memorable, «el bufón se encarga de despertar la conciencia del pueblo«) y se pone delante del micro para cantar elegantemente, y con buena voz y dicción, clásicos de la canción italiana como cantante de televisión.
La Calórica lleva ya un recorrido con L’Editto Bulgaro, una obra espejo de una realidad política podrida cuya denuncia es franca, directa y divertida. Y con un final tremendo, una imagen que lo resume todo.
L’Editto Bulgaro de Cia. La Calòrica
Dirigido por Israel Solá.
Con Xavi Francés, Marc Rius, Arnau Puig y Aitor Galisteo-Rocher.
Teatro político satírico.
Hasta el 6 de setiembre en El Maldà.