El teatro es una herramienta de transformación social que desde la representación escénica de unas historias pretende conmocionar al espectador para que éste haga algún movimiento para mejorar la sociedad en la que se encuentra. Y este seguro que es uno de los objetivos del proyecto Kalimat que el pasado martes tuvo su puesta de largo en la Sala Tallers.
La gente de Coincidències, la asociación cultural que está detrás del proyecto Terrats en Cultura, han creado este año un proyecto paralelo bajo el nombre de Projecte Paramhytádes, acercar el teatro, la danza y la música a distintos campos de refugiados en Grecia. En setiembre estuvieron en el campo de Nea Kavala desde donde crearon una serie de actividades teatrales para ayudar a los refugiados a expresar sus emociones y sentimientos, a encontrar una vía de escape delante tanta miseria. El impacto fue tremendo, tanto que aquello no se podía quedar así. Todos aquellos hombres y mujeres confinados en unas condiciones de vida deplorables merecían ser conocidos. Así lo que debía ser un viaje de ida, también lo fue de vuelta. Pidieron a la dramaturga Helena Tornero que les ayudara a ordenar las historias de vida que les contaron un grupo de diez refugiados y convencieron a Xavier Albertí para que les cediera la Sala Tallers durante un día para explicar todas estas historias.
El silencio durante las dos horas que duraba la función pesaba como una losa a medida que los diez actores iban descubriendo el terrible periplo que han vivido y viven este grupo humano. Parece un relato de película, estas historias de guerras terribles, historias cargadas de dramatismo, donde se muestra la peor cara del hombre. Pero las palabras que estos diez actores dicen derechos detrás de sus micros, en sus propias tarimas, son pura verdad. Sin ficción, sólo una ligera dramatización escénica, un ordenamiento de las historias cronológicamente para guiar el espectador. Y todo es tan, tan duro, que al terminar uno siente que toda la pompa que rodea el TNC es casi una ofensa con lo que pasa a miles de kilómetros. Pero hay que seguir diciendo que los refugiados están allá, que las autoridades europeas actúan con absoluto desprecio por estas personas humanas y que algunas de las organizaciones que supuestamente deberían velar por la dignidad de todos los refugiados son perpetuadoras de las condiciones miserables en que se encuentran.
Pero bien habrá que darle un valor escénico a la propuesta más allá de la función testimonial. Cinco tarimas, diez micros, una pantalla detrás desde donde se va ordenando por meses el relato: desde la salida de Siria hasta los primeros días de este otoño en el Campo de Nea Kavala. Y para subrayar el periplo dantesco de este grupo humano, precisamente se introduce cada mes con pasajes del Purgatorio de La Divina Comedia de Dante. Las historias personales y colectivas se van descubriendo y el horror y el absurdo se va haciendo cada vez más insoportable. Uno de los elementos dramatúrgicos más acertados de Tornero está en romper la historia cuando lleva ya narrando 4 intentos de huida a Macedonia. Todos terminados con fracaso, humillación y crueldad. Pero el relato sigue y hay momentos donde surge una pequeña brisa de esperanza, primeo con la construcción de la escuela, y luego con la llegada del grupo de actores, esta gente que viene a hacer teatro con los refugiados. Pero la miseria no desaparece y el desprecio de los soldados, funcionarios y organizaciones continúa. Otro acierto sin duda es la inclusión del músico Pau de Nut, para que en algunos momentos del relato vaya dibujando sus pasajes sonoros, sobre todo tocando el contrabajo y cantando con una voz impactante, tal como hizo el mismo músico en el campo de Nea Kaval en setiembre.
Lo peor de todo está al terminar la historia. Un relato que se hace largo por lo insufrible que termina siendo, pero que quisieras que no terminaras nunca para no asumir que formas parte de una sociedad absolutamente desajustada y entender que cualquiera de nosotros podría estar en cualquiera de las dos balanzas: o refugiado o soldado. Mientras, en el hall de la Sala Tallers, todos tomábamos una copa de vino, en Nea Kavala celebraban que su voz se hubiese escuchado. Celebraban que estaban un poco más vivos. No lo olvidemos. Esto no es un cuento de Navidad, esto es la realidad del siglo XXI en Europa.
Crítica de Kalimat de Projecte Paramhytades
Dramaturgia y dirección de Helena Tornero
Interpretada por Roger Casamajor, Alicia G. Reyero, Anna Güell, Isak Férriz, Georgina Latre, David Menéndez, Jorge Picó, Marc Pujol y muchos más.
Proyecto social sobre los refugiados en Grecia.
El 20 de diciembre en la Sala Tallers del TNC.