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Crítica de Júlia, segunda parte de la Trilogia de la Imperfecció - Masteatro
Julia

Crítica de «Júlia»

Llegamos a la segunda parte de la Trilogía de la imperfección de Raimon Molins y la compañía de la Atrium. Y lo hacemos con muchas de las características que marcaron Nora: El espacio, el equipo y, sobretodo, el uso de recursos audiovisuales proyectados sobre la pared.

Aunque a ratos sigue el caos provocado por las múltiples acciones –escénicas y audiovisuales- simultaneas, cabe decir que en esta ocasión el uso de la cámara está más limitado. La grabación in situ queda complementada por imágenes de la película de 1951 dirigida por el sueco Alf Sjöberg. Y la combinación cine-teatro crea imágenes muy potentes: La niña que mira por la ventana para convertirse en la actual Júlia de Patrícia Mendoza. El abrazo de la protagonista a la proyección del pájaro. La señorita sueca desapareciendo en el jardín con el cuchillo en la mano. Momentos, fotogramas teatrales de gran intensidad.

También es muy interesante el contraste de la acción con la constante mirada voyeur que ofrece la cámara a través de la ventana. En una sociedad en la que la opinión de los demás es clave para el desarrollo social, nosotros nos convertimos en los jueces y verdugos por el simple hecho de espiar a la pareja, cual asesino que espera escondido a su víctima. Al final, la víctima de la presión social acaba cayendo, aplastada de forma muy gráfica por su compañero. Atentos a la maleta, protagonista de otro momento memorable.

A nivel interpretativo, Mendoza y Jordi Llordella representan un cambiante juego de poder entre dominante y dominado. Por un lado tenemos una Júlia risueña, despreocupada y seductora, especialmente reluciente en la primera parte. Por el otro, Llordera se pone en la piel de un Jan duro y firme, con una notable evolución desde la servidumbre de su condición social a la aparente supremacía de su género. Les acompaña Mireia Trias en el papel de una Cristina más secundaria, cuya potencia reside más en las constantes miradas silenciosas y llenas de reproche.

Por todo, Júlia es una versión muy visual del clásico de Strindberg. Con mucho movimiento y una puesta en escena llamativa. Mientras en el contenido Júlia y Jean se disputan el poder, el cine y el teatro se lo reparten en la forma. El resultado, una fusión experimental que destaca por momentos.

Júlia, basado en La Señorita Julia de August Strindberg.

Segunda parte de la Trilogia de la imperfecció

Dramatúrgia y dirección de Raimon Molins

Interpretada por Patrícia Mendoza, Jordi Llordella y Mireia Trias.

Hasta el 26 de febrero en la Sala Atrium.

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