El musical catalán está de celebración. Ya lo saben, Dagoll Dagom celebra 40 años y lo hace con una reposición muy lograda de su buque emblema, «Mar i Cel. Pero la fiesta de aniversario no está sólo en el Victòria. En Gràcia en el pequeño teatro del Almería se suman al homenaje adaptando, en formato cabaret, otro espectáculo de creación de la compañía, «Flor de nit».
Nos trasladamos a 1992. 7 de abril. Se estrena «Flor de nit». La compañía Dagoll Dagom viene del brutal éxito recogido de Mar i Cel. Joan Lluís Bozzo, el director y alma máter de la compañía decide hacer un homenaje a Barcelona, al Paral·lel y a una época en donde esta avenida vivía en esplendor de cultura y desinhibición. Los años 20 y 30, llenos de clubs, teatros de revista, prostitutas, bohemios, obreros, flamenco, cuplé,… Tiempos duros pero llenos de alegría carnal. Un total de 150.000 espectadores deciden escuchar la historia del local Flor de Nit y de la gente que formó parte de él. Des de hace años, los más nostálgicos, recuerdan esta obra, escrita por el gran Manuel Vázquez Montalbán y con partitura de Albert Guinovart (quien hizo lo propio con Mar i Cel) y pedían a gritos una nueva adaptación. De hecho, hay algunas voces que hasta critican la enésima reposición de «Mar i Cel» que la consideran de menor calidad que ésta. Afortunadamente, la gente de Gataro han recogido la petición y le han dado un tumbo que la convierte en un espectáculo cabaretero sin dejar de asimilar la esencia original.
La obra cuenta además con la inestimable dirección musical de Xavier Torras (digno succesor de Guinovart) quien arregla la partitura para enfocarla al género. El músico, al piano, viene acompañado de Víctor Mirallas (clarinete y saxo) y Laura Marín (violín). Cuatro instrumentos que forman esta orquestra minimalista situada en medio del escenario. El espacio es pequeño pero aprovechado en todos sus rincones. El trabajo coreográfico, no sólo por los bailes sino sobre todo por los movimientos es notable. En el original eran veinte, aquí se reducen a diez intérpretes, quienes interpretan entre ellos casi todos los papeles de la historia. En ella, una mujer obrera con ideales se enamora de un anarquista en los duros y conflictivos años 20. Ella decide meterse en el club de Flor de nit para trabajar como cabaretera. Allí conocerá Reynals, un intelectual de la burguesía catalana que la seduce al escribirle una canción. Luego los hechos históricos se sucederán y el drama se derramará al igual que la sangre de los civiles muertos durante la eclosión de la Guerra.
El texto adaptado guarda las virtudes del original de Montalbán, sobretodo en sus recreaciones detalladas de personajes y hechos de la época, pero se nos muestra a la manera de Gataro. De lo grotesco a la pantomima, todo está enfocado a las maneras del cabaret a la usanza, des del vestuario al maquillaje a la composición de los personajes. Pero el cabaret es un género donde el actor se muestra en un registro muy marcado, confinado a hacer un tipo de personaje como es el del Maestro de ceremonias. Este recae en Frank Capdet, donde voz, cara y movimientos recrean al Gran Tonet (y a otros), en un ejercicio magistral interpretativo. A sus órdenes está la gran Mimí. Es Gracia Fernández quien se viste de tal dando todo el poderío de la vedet charnega por excelencia, pícara y seductora, que con sus cuplés (y que cuplés más bien cantados) lubrica a toda la platea. Junto con ella está Joan Vázquez, experimentado actor de musicales que se transforma en varios personajes, sobre todo en el maricón Paquitu, con quien ofrece las mejores canciones, el tango «Lo más profundo es la piel» y en la épica «Bandera blanca d’esperança». Bien está también Bealia Guerra, otra señora del cabaret y luego están el trío amoroso que rayan la excelencia, con Beth Rodergas, quien va creciendo a pasos agigantados en el teatro musical, con una voz cada vez con más matices, Jorge Velasco, quien encarna bien al intelectual galán hijo de papá burgués y Lluís Canet, esta víctima de la ideología, que viaja de la inocencia a la violencia cantando (y muy bien) más a las injusticias que al amor.
Pero un espectáculo de cabaret es un compendio de claroscuros y aquí el diseño de luces es crucial y en «Flor de nit» lo trabajan muy bien como en las repetidos momentos en la alcoba con los personajes burgueses. Cinco focos de luz marcados sobre los rostros, marcando los perfiles angulosos, en posiciones hierática, como estatuas parlantes, que van desgranando pequeñas anécdotas históricas con la grotesca aparición de militares de nombre y condecoración. Un espectáculo que ofrece una nueva cara más canalla de un clásico excelente del musical catalán.
Flor de nit. El Cabaret de Dagoll Dagom
Dirigida por Víctor Álvaro y Xavier Torras.
Interpretada por Beth Rodergas, Jorge Velasco, Lluís Canet, Gràcia Fernández, Frank Capdet, Juan Vázquez y Bealia Guerra.
Musical cabaretero.
Hasta el 30 de noviembre en el Almeria Teatre.
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