FINLANDIA de Pascal Rambert.
Teatro de la Abadía. 24 de septiembre de 2022, Madrid.
GLADIADORES BAJO CERO por Carlos Herrera Carmona @carlosherrerateatro
Sabía a lo que iba. Tras haber visto, leído y aprehendido las anteriores, sabía lo que Rambert me iba a mostrar, esto es: dos arias a la Destrucción. Por todos conocidos es que los seres de Rambert no son, como los de Pinter, amantes de la implosión, al contrario: se posicionan el uno frente al otro y disfrutan de una manera dionisíaca al despellejarse, al descuartizarse y a darse un banquete con los restos cocinados como único fin de fiesta. Dúo de bacantes; dúo que danzan al son único del masoquismo.
Dentro de su pecera nórdica, con la oscuridad, la nieve y el frío como agentes externos y que forman parte de una atmósfera de agonía, vemos a Israel quien se ha hecho en coche 4.000 kms Madrid-Helsinki para establecer un verbal facing con Irene, quien parece no querer hablar, aunque sólo con accionar Israel la palanca, su volcán comienza a hacer de las suyas. Parece como si lo deseara, eso de volver a la arena del Coliseo. La ruptura de la pareja es evidente. Es un ajuste de cuentas, un careo al estilo de Albee dado que los componentes se comportan como gladiadores y se clavan los arpones (swords in a turmoil, como decía Sarah Kane) frente al indefenso ser que los contempla. El alcohol y las drogas suben aún más la tensión arterial por las nubes. Parlamentos a cañonazos. Muy, muy Rambert. El patrón se repite, aunque asombrados una vez más por el trabajo de los intérpretes que ya vienen entrenados de ocasiones anteriores -y con éxito- y que se manejan sin problema en estas lides claustrofóbicas donde el reproche es el rey o la reina, dependiendo de quien inicie el despliegue del léxico bélico. El público aplaude. Y mucho.
Hay quienes ven en Finlandia críticas y/o posturas políticas, ecológicas y un largo etcétera de temas que configuran al perdido individuo de hoy en día incapaz de resetear por falta de «luz». Uno personalmente se limita a disfrutar viendo cómo éste levanta la alfombra y expone sin cortapisas, muy kamikaze, sus misiles semánticos, la basura escondida por cada uno de los contrincantes. Ecos del film Señor y señora Aldeman resuenan en mi cabeza, Albee forever, Maggie la gata (Irene no para de saltar sobre un suelo caliente en una Finlandia nevada), por citar.
Rambert mantiene su esencia donde el espejo nos devuelve la imagen cóncava de nosotros mismos en una noche cualquiera, cuando el insomnio muerde y nos da por despertar a nuestra pareja para pedirle explicaciones. El éxito de Finlandia es reproducir la trampa que el propio Hamlet le tendió a su tío, cuando lo emplazó a ver, a oír, su crimen. ¿Acto de contrición al final? He ahí el desasosiego, que es peor. Nosotros vamos, al menos, advertidos. Rambert nos verbaliza, escenifica nuestra porquería y al final nos quedamos exhaustos aguardando a que el amanecer nos despeje el camino. Por eso lo mejor es despabilar a tu enemigo a consultarlo tú solo con la almohada.
Reparto: Irene Escolar, Israel Elejalde y Julia Rodríguez | Noa García. Texto, dirección y espacio escénico: Pascal Rambert. Traducción y adaptación: Coto Adánez. Julia Rodríguez/ Noa García. Iluminación: Yves Godin. Vestuario: Sandra Espinosa. Ayudante Vestuario: Vanessa Actif. Equipo y Dirección Técnica: Estaporver. Regidor: Toni García. Escenografía: Mambo Decorados. Ayte. producción: Roberto Mansilla. Producción ejecutiva: Pablo Ramos Escola. Dirección de producción: Aitor Tejada y Jordi Buxó. Distribución: Caterina Muñoz Luceño. Producción: Kamikaze Producciones y Teatro de La Abadía.
Carlos Herrera Carmona es autor, director y crítico de teatro. Trabaja asimismo como profesor para la Comunidad de Madrid. Su última obra publicada en coautoría con Pilar Manzanares «En la tierra desnuda: muerte y resurrección de Antonio Machado» (Edit. Dalya).