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Crítica de "Electra" de Sófocles - Masteatro

Crítica de «Electra» de Sófocles

ELECTRA AVANT-GARDE por Carlos Herrera Carmona

Aviso a puristas: el verso épico no resonará en el Abadía (aunque sí su esencia, empuje y llanto) y el elenco no vestirá túnicas ni coronas, pues ya nos lo recomendó Camus; ni los poderosos lucirán el color púrpura (de hecho se les puede confundir con los espectadores pues de entre ellos surgen…). La Orazi da un triple salto mortal y despoja de lo excelso a Sófocles (toda una osadía) convirtiendo su montaje en un singular drama doméstico contemporáneo donde se asoman de cuando en cuando ribetes bellísimos de la obra para recordarnos que estamos en un Argos construido, en un pasado re-visitado, gracias a las didascalias del elenco.

Resulta curioso el lanzamiento del texto a público, el contacto casi desafiante con éste. Asimismo, se muestra sin pudor la duda que a veces ese mismo texto le plantea a los personajes como si si las palabras que Sófocles les entrega deben ser así sentidas, si son acertadas para que se materialicen sus pensamientos como aquel hamletiano Words, words, words… Es cuando entra en el terreno de juego el metateatro, que ya nos queda patente dicha intervención con la desnudez del escenario, la reiteración de frases decisivas -preguntas retóricas- para el avance de la acción o en cualquier caso la descripción de un sentimiento para dejarla, o bien en el aire, o bien fijarla en las tablas. A esto se le suma una suerte de debate que se establece (me sugiere las tertulias televisivas de hoy en día) entre el elenco/coro y la propia Electra cuando se desespera y el resto la calma sin el bálsamo, eso sí, de la belleza desplegada en la pieza original. Por ello hay que decir que es tarea difícil y loable a un mismo tiempo evaluar esta versión de la sacra obra de Sófocles ya que parece que asistimos a un montaje a medio hacer, a un ensayo general con público, de ahí también su frescura y su espontaneidad, donde los personajes, una vez más, son más personajes que nunca, juegan a estar ahí, a intentar ser, sin paredes que los contengan y que a su vez les impide cualquier tipo de escapatoria.

Llama igualmente la atención (y atención filólogos como yo) el humor que se va filtrando. Cierto es que la tragedia exagerada provoca la risa (véase el Segismundo de Muñoz Seca: elevamos la temperatura medio grado y el público se desternilla) y del mismo modo el propio Calderón lo prueba cuando nos presenta a Clarín nada más comenzar su drama o, sin ir más lejos, los bufones de Shakespeare quienes actúan como válvula en sus tremebundas piezas-ollas express. La sensación en cualquier caso es de asombro al compaginar la risa/sonrisa del público con la crónica de una muerte anunciada, la más apabullante de todas: los asesinatos en el seno familiar, en este caso, el asesinato de una madre -antes de un padre a manos de Clitemnestra- que tanto Electra como su hermano Orestes cometen con una frialdad estremecedora con un simple: “Mamá, te toca morir“. El metateatro hace el resto.

Como dije al principio, esta Electra 2023 puede que resulte un paso más a la hora de revisar textos clásicos, un acto más de coraje muy bien llevado por un elenco que cumple con éxito las pautas imaginativas y subversivas de Orazi como directora y que nos deja con un regusto amargo –tal vez sea esto lo que debamos sentir con una catarsis también avant-garde. Es Sófocles quien, desde su tumba, nos sigue removiendo con sus historias de venganza, crímenes y misantropías para dejarnos muy claro que seguimos siendo víctimas de la Hybris. Y volveré a citar a Steiner, como en mi reseña anterior, al preguntarme: ¿ante representaciones como ésta, ¿podríamos reafirmarnos en su ensayo La muerte de la tragedia? Quién sabe si estamos ante el género del burlesque de este siglo como ya hicieron Anson y Amcotts con su Pentheus en la Inglaterra del diecinueve (recomiendo el interesantísimo estudio comparativo entre Las bacantes y esta pieza que realiza Gracia Marín en su tesis Tres obras, tres visiones sobre el mito de Penteo: filosófica, política y social.)

En cualquier caso, acérquense a este Argos desnudo y métanse en el papel del coro. Sólo así sabrán si el crimen de Electra y Orestes con su ojo de espectador del 2023 está justificado.

Elenco: Carmen Angulo, Javier Ballesteros, Leticia Etala y Juan Paños. Dirección: Fernanda Orazi. Versión: Fernanda Orazi, a partir de la traducción de José Velasco y García. Iluminación: David Picazo (AAI). Música original y espacio sonoro: Javier Ntaca. Fotografía y vídeo: Luz Soria. Producción: Pílades Teatro. Teatro de la Abadía, Madrid. 14 de enero de 2023.

Carlos Herrera Carmona es autor, director y crítico de teatro. Trabaja además como profesor en la Comunidad de Madrid. @carlosherrerateatro (Instagram)

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