Una obra escrita por tres dramaturgos canarios: Antonio Tabares que resalta la visita que el astronauta Neil Armstrong (Mingo Ruano) hace, con 81 años, al gran telescopio de Canarias en el año 2011. José Padilla da voz a una joven Agatha Christie (Romina R. Medina), en pleno desarrollo de su libro ‘El misterio del tren azul’. En un período de poca creatividad huye de Inglaterra en busca de un cálido mar y en Canarias recupera la inspiración. E Irma Correa da poesía al destierro ordenado por Primo de Rivera a Miguel de Unamuno (José Luis Massó) en Fuerteventura. Todos ellos coordinados por el también dramaturgo José Ramón Fernández.
Una escenografía ligera, como los paisajes costeros de las Islas Canarias. Apenas una gasa en medio del escenario para generar ambientes, al igual que un módulo con distintas alturas, y de resto un suelo cubierto de arena. Todo en armonía por el juego de los actores que, con sus maletas de viaje, crean el resto de elementos de utilería. Con un maravilloso detalle, que hace también de hilo conductor entre las tres historias, en proscenio, algo que parece una maleta, pero al abrirla es una estupenda radio antigua. En ella se sintoniza la frecuencia del noticiero, el cuál anuncia algunos de estos los sucesos históricos que sirvieron de inspiración a esta pieza teatral.
Tres actores estupendos darán vida a varios personajes (además de a las figuras históricas), todos muy bien definidos y con deliciosas coreografías diseñadas en el desarrollo de sus discursos interpretativos. Es una obra que habla de un tiempo pasado, alegrías, hospitalidad y un cielo plagado de estrellas. Viajeros que han llegado a la Luna y otros que tienen miedo a volar, pero todos unidos dan aire a este grito a la libertad. Porque como bien dice Unamuno (Luis Massó): “uno nunca se acostumbra a perder su libertad…”