El Jurado, obra dirigida por uno de los grandes directores del panorama español (Andrés Lima), producida por Avanti Teatro y escrita por el dramaturgo Luis Felipe Blasco Vilches; fue estrenada el pasado Abril en Fuenlabrada y llega ahora a la audiencia canaria de la mano del Teatro Cuyás.
Desde luego es un placer para todos los sentidos, incluso para el intelecto, tener el privilegio de poder asistir a una obra teatral del calibre de El Jurado. Una obra de suma actualidad, ya que trata directamente la corrupción política en España, y lo hace de una manera democrática: ¿qué hay más democrático que un jurado popular compuesto por nueve miembros (siendo este un número impar)? Nadie tiene nombre propio en esta obra, sólo el político corrupto al que tienen que declarar “culpable” o “no culpable” (que no es lo mismo que “inocente”) se llama Federico Quirós, no hay ciudades, no hay bancos reales,…sin embargo ¿por qué el público que asiste a esta obra apenas puede gritar “¡Bravo!” al gran trabajo hecho por los actores y equipo técnico y artístico, pero se alza de su butaca sin poder parar de aplaudir? ¿Hay algo que resuena en su interior? ¿Tiene demasiadas preguntas en su cabeza? ¿Indignación? ¿Desaprobación? ¿Preocupados mirando al vecino de butaca a ver si éste ovaciona o no?
Estas nueve personas están todo un día, de sol a sol, en una sala encerradas (sin teléfonos móviles, sin aire acondicionado y bajo la pena de un buen castigo económico si salen por la puerta), que es el propio escenario; están sobre una tarima giratoria discutiendo el caso y las pruebas del juicio en torno a una mesa, mientras que las relaciones personales y relatos sobre sus propias vidas se sostienen a pie de escenario. Los actores hacen un trabajo coral magistral durante una hora y media de concentración absoluta, tiempo en el cual, ninguno abandona un segundo el escenario para ir entre bambalinas.
Todo da comienzo a cámara lenta, con una especial luz cenital (Valentín Álvarez) y una deliciosa música de contrabajo (Jesús Durán). Para acabar en… Si queréis saberlo debéis acudir a ver esta pieza de teatro imprescindible. Una pieza donde se cuenta algo muy justo, y donde obtendréis las respuestas a las siguientes preguntas:¿Todos los políticos son unos ladrones?, ¿Hay doble moral entre los componentes de un jurado?, ¿Las personas permisivas hacen que se hunda un país?, ¿Hay políticos corruptos porque hay ciudadanos corruptos, o son dos cosas que no van de la mano?, ¿Un veredicto se toma en base a un juicio o a unos prejuicios, o ambas respuestas son correctas?, ¿Los más rápidos son los que marcan el paso de los demás o son los más lentos los que lo hacen?, ¿Es la gente tonta cuando vota una y otra vez por la misma persona que ha cometido robos al Estado?, ¿La libertad normalmente tiene que ver con la izquierda política?, ¿La gente tiene miedo de hablar?, ¿Puede haber empresarios honrados en el actual sistema político español?, ¿Qué papel juega el fútbol en todo esto?, ¿Quedan personas morales e integrales?…