¿DENUNCIA O RESIGNACIÓN?
Despojado de efectos de luces o espacio sonoro alguno, Gregor Acuña desarrolla su monólogo -articulado principalmente sobre las tres tentaciones de Cristo- en un territorio ritual y envuelto en ceremonia e incienso. La pieza se basa en el cuento que Dostoievsky incluyó en su obra Los hermanos Karamazov. Asistimos a las cavilaciones o incertidumbres, según el prisma que el espectador seleccione, que oscilan entre la expiación y la ira, la purga y la ironía, la acusación y el desafío, el silencio y el sermón, la interrogante y la aseveración. La hipótesis reza en la intención del texto: Si Él hubiera vuelto, ¿qué le rebatiríamos? ¿qué se encontraría? ¿cómo nos encontraría gobernando el mundo in nomine patris et filii?
Esta tribulación se desarrolla en las mazmorras del Castillo de San Jorge, sede de la Santa Inquisición en esta ciudad de Sevilla, tal y como ideó el autor ruso para su obra maestra. Para ello, Acuña cuenta con la suerte de que el escenario de la Sala Fundición le muestra el lienzo de la antigua muralla almohade hispalense. Dicho fondo escénico le ayuda y protege para crear dicho clima litúrgico. Velas e incienso hacen el resto. No obstante, se echa en falta instantes de puro nervio en la aflicción de este gran inquisidor que se debate en su tormento con Cristo-reo junto a él. El tono, a veces exhortativo, a veces algo afectado, hace que el recorrido del monólogo no despegue y la agonía del sacerdote quede en su habitáculo y no fustigando a la audiencia como era de esperar.
Inquieta el testamento que nos deja el autor ruso y que Acuña nos lo recuerda: Los demás que son débiles, ¿no son a tus ojos sino viles instrumentos en manos de los grandes? Nosotros amamos a esos pobres seres que acabaran, a pesar de su condición viciosa y rebelde, por dejarse dominar. Nos admirarán, seremos sus dioses.
Sorprende que Dostoievski -quien siempre se acompañaba del Evangelio de San Juan- se refugiara en Cristo cuando fue en su día condenado a muerte y exclamó que el día de su muerte él estaría con Cristo. Así pues, tras ver este montaje, me asalta la duda unamuniana: ¿Acuña nos aconseja lo que predicaba el autor o más bien se propone una sacudida en estos tiempos de fe quebrada? Benedícite.
EL GRAN INQUISIDOR
De F. Dostoievsky
Idea original e interpretación: Gregor Acuña
Dirección: Juan Carlos Malpeli
Excéntrica Producciones
Sala La Fundición, Sevilla, 16 febrero