Como bien anuncia el cartel, es una ‘versión libre’ de El Eunuco del romano Terencio; llevada a cabo por Jordi Sánchez y Pep Antón Gómez. Un texto soberbio, cargado de una comicidad hilarante y de una actualidad descomunal. Todos los adjetivos superlativos se quedan a medio camino, para describir lo maravilloso de este estudio del texto y contemporaneización de un clásico anterior a la era cristiana, y el trabajo para contextualizarlo y acercarlo al público español.
Todo comienza en escena con una música instrumental (personaje relevante, la música, en esta pieza; a cargo del maestro Tao Gutiérrez y Asier Etxeandia) y van saliendo de todas partes del espacio escénico los distintos personajes con los que el público va a poder disfrutar esa noche. Se queda en proscenio una de las protagonistas, Thais (Anabel Alonso), que hace un monólogo fantástico introduciendo la pieza y su situación.
Casi todos los personajes que plantea Terencio están plasmados en esta versión, aunque hay cambios en la dramatis personae, sobre todo en los nombres (Trasón por Fanfa, Cremes por Cilindro). Nada gratuito y todo para dar un sentido de comicidad y agudeza en el juego de las palabras.
Comicidad que resalta con unas interpretaciones maravillosas de unos actores amantes de su arte y de su juego escénico. Construcciones todas distintas y todas significativas de la comedia, donde cabe destacar la de Jordi Vidal para su Pelotus (soldado al servicio de Fanfa, el general).
La escenografía se compone únicamente de un cubo tridimensional que gira, se desplaza y se separa en sus cuatro lados, para que los actores bailen con ellos generando espacios, calles y magia.
Sin ninguna duda MasTeatro recomienda esta pieza teatral, donde además de pasar un rato con la lágrima de risa asomando en sus ojos, nuestros seguidores podrán reflexionar sobre temas como: la homosexualidad, la vejez, la belleza exterior e interior, el descubrirse a uno mismo, la pareja y el cansancio.