Déjenme recordar una experiencia teatral maravillosa. Hace dos años, Nueva York. Central Park, mediados de agosto. Un clásico Shakespeare levantado en el Delacorte Theater, un espacio a modo de teatro griego, y gratis para todo el público (en Barcelona, hacen lo propio, más modestamente, los de Parking Shakespeare) . Allá vi Love’s Labour’s Lost, es decir Trabajos de Amor Perdidos. Una energía, una calidad de producción, unas voces… Disculpen, no es por desmerecer nada de lo que hacemos aquí, pero en Nueva York todo es a lo grande. Se lo recomiendo.
Este recuerdo me vino a la cabeza cuando me senté en las gradas del Teatre Grec para asistir a la representación de Amor & Shakespeare. Se trata de un puzzle sobre tres comedias del bardo inglés hilvanado por Guillem-Jordi Graells, traducido por Joan Sellent y montado por Josep Maria Mestres. Las obras son tres, Los dos hidalgos de Verona y Mucho ruido y pocas nueces y estas dos son encajadas en Trabajos de Amor Perdidos como si fuera un divertimento para las damas llegadas de Francia (obligadas a pernoctar fuera de la corte por el Rey de Navarra y sus caballeros, quienes juraron un pacto de castidad). Así pues, verano, Teatre Grec (majestuoso, que lujo poder asistir a representaciones teatrales en tal espacio), escenografía con un proscenio ajardinado y una orchestra prácticamente desnuda, actores en gracia (algunos más que otros) y una buena dosis de ingenio por unir tres comedias de Shakespeare en una, para homenajear al bardo inglés en su 450 aniversario y ofrecer un grato espectáculo popular.
A Shakespeare le gustaba el ejercicio del metateatro, meter referencias teatrales dentro de sus propias obras, dar lecciones maestras en boca de sus protagonistas (como bien hace Hamlet). Graells, sabiendo que la estructura de su espectáculo homenaje se basa en el metateatro, empieza la función dando voz al director para que dé los últimos apuntes a los actores que estarán a punto de interpretar a Shakespeare. De esta forma, con este deje aleccionador a lo Shakespeare, Graells marca perfil a los actores y les dice como no deben interpretar sus personajes basándose en exageradas interpretaciones que se han dado en otros montajes. Desconozco si es una crítica, con bala, contra alguien en concreto. Luego la obra se desarrolla con naturalidad, sin artificios, resumiendo las tres piezas y encajándolas igual como lo hacen las historias de amor entre las cuatro parejas que se forman en las tres obras. Pero el autor sabe que necesita un personaje cuya función sea ajustar perfectamente las bisagras del tríptico. Por eso tira del clásico fool shakesperiano, el bufón que te sirve para narrar la historia y hasta para hacer apuntes sarcásticos fuera de ella.
La dirección de Josep Maria Mestres, como siempre tan acertada y tan bien medida, se hace grande con algunas de las interpretaciones. Laura Aubert explota otra vez su solvencia en el registro de bufón (y de otros muchos personajes secundarios) de igual manera que hizo con su compañía hace unos meses en Nit de Reis. Es un personaje que le va como un guante, igual que el violín. En gran parte de los montajes donde sale la actriz, el violín (o el contrabajo) es un elemento con el cual los directores cuentan. Así pues, es el bufón quien introduce los personajes de las tres obras. El elenco de las parejas lo capitanean Ariadna Gil (Silvia) y Álex Casanovas (Valentín). No resulta muy bien la química entre los dos, y por separado Casanovas tiene mucha más solvencia que Gil. Luego están Rosa Renom (Julia) y Joel Joan (Proteo). Renom es de estas actrices con mucho callo, tanto para drama como para comedia, que interpreta con gran vis cómica al personaje más carismático de Los dos hidalgos de Verona. Mientras Joel Joan, impone su planta y compone su personaje con los mismos tics y tonos que le hemos visto en otras comedias. Una interpretación puramente funcional. Pasan bien los personajes de Mucho ruido y pocas nueces. Los primeros, interpretados por Mercé Pons (Hiro) y Aleix Albareda (Claudio) llevan bien la dosis de ingenuidad de sus personajes, mientras que los que se erigen como estrellas de la función son Sílvia Bel (Beatriu) y Jordi Boixaderas (Benedicte). Dos actores mayúsculos que insuflan la mala baba y la altivez necesaria que necesitan dos de los mejores personajes cómicos que ha escrito el bardo inglés. Además cabe destacar de la presencia de Núria Andorrà, quien se encarga de orquestar todo el acompañamiento musical a través de un buen arsenal de instrumentos, desde timbales hasta marimbas.
Sin duda, este Amor & Shakespeare es un bocado de Shakespeare, bien servido, fresco y harmónico. Y el final es delicioso, con este baile que me recuerda al majestuoso final de El perro del Hortelano de Pilar Miró. En otoño tendrán ocasión de verlo.
Amor & Shakespeare de Guillem-Jordi Graells.
Dirigida por Josep Maria Mestres.
Interpretada por Ariadna Gil, Àlex Casanovas, Aleix Albareda, Mercè Pons, Rosa Renom, Joel Joan, Sílvia Bel, Jordi Boixaderas y Laura Aubert.
Tríptico cómico sobre Shakespeare.
Hasta el 19 de julio en el Teatre Grec.