En su gira, Lou Donaldson ha hecho parada en las islas dentro del Festival Internacional de Jazz de Canarias (festival de reconocido prestigio y que cumple este año su vigésimo segunda edición). Qué buen gusto ha tenido la organización del Festival trayendo a este maestro como apertura del mismo y qué honor para Masteatro poder haber escuchado en directo a este señor con su cuarteto, haciendo lo que mejor saben hacer: jazz.
El gran saxofonista alto cumple, este noviembre del 2013, nada menos que ochenta y siete años. El público que asistió ayer a verle le recibió, apenas pisó el escenario, con un caluroso aplauso y mucha emoción. ¿Quién no pensó: “qué maravilla llegar a esa edad con tal cantidad de energía, buen hacer y sentido del humor”?
Para aquellos de vosotros que no le conozca, decir que ha compartido escenario y vida con Thelonious Monk, Miles Davis, Art Blakey, Jimmy Smith y Horace Silver entre cientos de músicos talentosos de diversas épocas; ha dado a luz más de cuarenta discos como leader y uno de sus múltiples galardones, por su espléndida aportación a la música mundial, ha sido el NEA (National Endowment for the Arts) Jazz Master 2013.
Pero Lou Donaldson no ha venido solo, claro que no, ha venido con un cuarteto de músicos de primera línea: Randy Johnston a la guitarra (con una brillante carrera en solitario y colaboraciones con Etta James, Lionel Hampton, Jack McDuff, Lonnie Smith y Joey DeFrancesco entre otros); Akiko Tsuruga al órgano Hammond (espléndida compositora e instrumentista japonesa, joven y con una carrera brillante, con más de seis discos como leader); y Fukushi Tainaka a la batería (el mejor batería japonés de su generación, con una brillante carrera junto a Dizzy Gillespie, George Benson, Lonnie Smith, Kenny Garrett y James Moody entre otros; asociado a Lou desde 1986).
Comenzaron la noche con una dulce y fantástica versión de “Summertime” tras la cual Lou se dirigió a su audiencia para decirle que esa iba a ser una ‘noche de jazz, no de fusion ni de con-fusion’, ni ningún otro sucedáneo. Tocaron un tema de Charlie Parker. Hicieron un homenaje sumamente emotivo al maestro Louis Armstrong, con una bella versión de “What a Wonderful World”; Lou, tras sacar las notas más románticas de su saxo, se dirige a su amado “Satch” que está allá arriba.
Todos los músicos se lucieron de manera sublime en sus solos. Un Fukushi que parecía ser uno con su batería, haciéndola sonar de formas únicas; una Akiko que parecía ser una flor floreciente que movía sus pétalos con la gracia más divina y un Randy que dejó a los espectadores sin aliento con su limpio sonido y su estilazo.
En fin, una noche repleta de sensaciones, humor y risas de mano de Lou, carisma por parte de todos, y talento universal. Compensado por un público agradecido.