COMEDIAS MITÓLOGICAS DE CALDERÓN
Ernesto Caballero, dramaturgia y dirección
Karina Garantivá, Carmen Conesa, Germán Torres, Estíbaliz Racionero y Felipe Ansola, actuación.
Fer Muratori, escenografía y diseño de vestuario
Luis Miguel Cobo, diseño de espacio sonoro
Pedro Chamizo, diseño de audiovisuales
Fundación Juan March. 8 de julio de 2021. Madrid. Veranos de la Villa.
ENSEÑAR DELEITANDO por Carlos Herrera Carmona
Traza Caballero su montaje tal vez desde la diversión y un propósito más de acercamiento de Don Pedro al público más alejado de éste -o menos conocedor, aunque entender al poeta es y será misión infinita. A través de una traslación cándida y sin artificios, nos adentra el director, desde un pasado recreado, de la mano de una reina música quien hará de guía a un cúmulo de versos en tropel que ejemplifican, a modo de escaparate sucinto, los mitos y leyendas que Calderón compuso. Ayudado por proyecciones deslumbrantes, moveremos nuestros sentimientos como espectador desde el sufrir de Narciso hasta la coreografía homenaje a la causa Lgtbi con Hércules como objetivo –todo un arrojo como director, aunque la tibieza del público no acompañó. Lástima. Y todo ello sin dejar atrás los amoríos imposibles de Apolo y Dafne para finiquitar con el atormentado Ulises en su tormenta con pizcas de cómica magia.
Se me antoja esta nueva apuesta por redescubrir a Calderón como una representación didáctica y por ello entretenida, por aquello de enseñar deleitando. Muestra una suerte de cuatro fragmentos entremesiles donde la tragedia se asoma poco y sí las ganas de divertir y divertirse del propio Ernesto Caballero. Llena el director su reparto de tres generaciones distintas donde el peso y la presencia de Carmen Conesa como vórtice destaca por su veteranía y empaque.
Se agradece siempre la regeneración del verso más lejano –que no lo es- y su manera de propagarlo, sobre todo de cara al público juvenil a quien deduzco va dirigida esta coproducción. Los jóvenes han de conocer –este discurso puede sonar manido mas siempre necesario el de traer hasta nuestro presente a los clásicos omnipotentes- que el mensaje del pasado no tiene por qué oler a alcanfor. Se ha ser atrevido en perfumarlo con otros aromas contemporáneo tal y como hizo Marsillach cuando creó la Compañía Nacional de Teatro Clásico, a veces no muy acertada en cumplir la voluntad de su testamento… De ahí que la reivindicación de Caballero sea más que notable.
En este montaje más que nunca se sigue el dogma de que teatro es de los sentidos banquetes como remató Tirso, junto con el verso retrata la belleza a modo de lienzo en boca de los actores. La poesía es así como pintura/ que unas se ven bien cerca y otras lejos, sentenció Horacio en El arte de la poética.
Pienso, y esto es muy personal, que Caballero ha seguido igualmente y sin querer los versos de Concha Méndez que leí en el Metro a la vuelta: “Para ir a las verbenas / nos prestan almas los niños.” El Teatro, así, es una fiesta de la Palabra y el Mito.