Dado que consumir escénicamente transgresión en Madrid es muy difícil, resulta sumamente alentador tener una sala como la Sala Nudo que se arriesga y programa espectáculos tan maravillosos y brutales como “Agamenón, volví del supermercado y le di una paliza a mi hijo”.
El director de esta obra, Tony Báez (que también es el actor), hace un trabajo de puesta en escena impecable; donde el trabajo actoral es el centro del escenario. Con una escenografía minimalista logra los mayores efectos y con un complejo diseño escénico, transmite toda la fuerza de la poesía de lo cotidiano a los cinco sentidos del espectador.
Es un inmenso placer ver a un actor entregarse en escena, dejarse la “piel”, implicarse físicamente en su creación y, cómo no, ver a un actor con compromiso social, que busca un cara a cara con el público y la sociedad. Tony Báez presenta – ante los ojos desorientados de los espectadores – un personaje rico en matices; cargado de contradicciones, de insolencia, de violencia y tan destruido como quedara Troya.
Esta obra, creada por el dramaturgo argentino Rodrigo García en el año 2003, desenmascara a la sociedad de consumo, moralista e hipócrita, dejando ver su rostro más abyecto. Mediante el descontrol, el descaro, la confrontación y las acciones impúdicas García presenta este espectáculo de entretenimiento, repleto de emociones fuertes, ante una clase media intelectual europea que paga por verlo. Es una verdadera lástima que aún en España este sector no haya adquirido la fuerza suficiente como para programar algunas sus obras.
“Agamenón, volví del supermercado y le di una paliza a mi hijo” no es un título muy largo para una obra como esta. Es un título cargado de signos y significados:
Agamenón: rey griego que emprende la guerra en Troya con un motivo un poco dudoso. Destruye Troya como lo hizo George Bush y se trae a Casandra a Grecia como hizo Bill Clinton.
Supermercado: símbolo del consumo y del mundo industrializado. Donde los humanos se dirigen continuamente a comprar cosas inútiles que nunca habían pensado en llegar a poseer, y donde se olvidan de lo que realmente iban a comprar.
Paliza: es una tanta de hostias, de golpes. Algo que infunde miedo con el simple hecho de ser pronunciado. Paliza es lo que recibe la clase obrera cada día. La misma que antes gritaba cuando le golpeaban (y aún sin estar permitido, gritaba), la misma a la que le tienen ahora preparados los momentos en los que puede gritar y no grita.
Hijo: entre otras tantas cosas es la “esperanza”. Pero la esperanza funciona con dinero; no es un sueño, es un proyecto.
Una obra más que recomendable donde poder disfrutar del teatro, de la vida, del humor negro y del arte de un actor:
Sala Nudo : jueves 17 de Enero a las 20:30 h
Viernes 18, sábado 19 y domingo 20 de Enero a las 20:00h